miércoles, 25 de marzo de 2009

El Salvador: la esperanza venció al miedo


Ángel Guerra Cabrera
La Jornada

La elección de Mauricio Funes a la presidencia de El Salvador es una resonante victoria del gran movimiento social nucleado en torno al postergado anhelo mayoritario de justicia social y libertad. Su gran mérito consistió en doblar el brazo al búnker derechista-oligárquico que detenta el poder en El Salvador desde el siglo XIX y ha constituido uno de los regímenes más reaccionarios, corruptos y represivos de América Latina. El mismo que ahogó en sangre el levantamiento campesino de 1932 y ha incumplido lo sustantivo, social y político, de los acuerdos de paz. Cabe recordar que los rubricó al no poder derrotar la rebelión armada de los ochentas no obstante la masiva ayuda militar que recibió de Estados Unidos. Integrado por los ocho grupos empresariales que controlan el poder real, intentó cerrarle el paso al candidato popular echando mano a cuantiosos recursos financieros, públicos y privados, y a la coerción económica y política apoyada en una feroz campaña de terrorismo mediático. Pero como afirmó Funes al proclamar su victoria, esta vez “la esperanza venció al miedo”.
El presidente electo, un prestigioso periodista crítico de los gobiernos del ultraderechista ARENA, fue abanderado candidato por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que agrupa a combatientes y simpatizantes de las ex organizaciones guerrilleras así como a numerosos luchadores sociales de generaciones recientes. El FMLN fue constituido como partido político paralelamente a la firma de los acuerdos de paz de 1992. Desde entonces ha pasado la difícil prueba de reconvertirse en una organización capaz de disputar el gobierno a la oligarquía por vía electoral al tiempo que enfrentaba la confusión ideológica propiciada por el desplome del llamado socialismo real y el mismo impacto sicológico del fin negociado al conflicto sin poder alcanzar los objetivos de la guerrilla.
En esa etapa logró ser un referente de la lucha contra las políticas neoliberales, la defensa de las causas populares y la solidaridad latinoamericanista bajo la conducción del extinto Schafik Handal. Esta es la cuarta oportunidad en que competía por la presidencia en un proceso en el que ha conseguido cada vez más caudal electoral y puestos electivos. Funes tiene un excelente programa de gobierno surgido de una consulta nacional con las bases populares y otros sectores (http://www.fmln.org.sv/fmlnORG/archivos/file/2008/gobierno%20del%20cambio.pdf). Enfatiza la responsabilidad del Estado en asegurar el derecho del pueblo a la educación, la salud, la cultura, la ciencia, el deporte, la alimentación, la equidad de género así como en la orientación de la economía. Reivindica los derechos de los pueblos indígenas, prioriza la creación de puestos de trabajo e insiste en la unidad e integración de América Central y el Caribe como parte de ese empeño mayor para América Latina. Busca sacar al campo de la postración e impulsar la economía mediante el estímulo a la empresa privada nacional, sobre todo pequeña y mediana, y asegura que impedirá nuevas privatizaciones de los servicios públicos. Promete un gobierno sensible a las necesidades populares y combatir la corrupción.
Cumplir estas metas demandará un esfuerzo extraordinario de movilización popular y negociación con las demás fuerzas políticas y el empresariado pues el nuevo presidente no tiene mayoría parlamentaria ni representación en el sistema de justicia, controlado por la derecha al igual que los mandos del Ejército, las fuerzas de seguridad y gran parte del aparato del Estado. Además, la economía depende mucho de la de Estados Unidos, a la que está atada por un Tratado de Libre Comercio, y de las remesas que de allí envían sus naturales, casi la mitad de la población.
El pueblo salvadoreño se levantó en armas por la intolerable inequidad social y opresión política que sufría. Después de la firma de la paz fue aún más hundido en la pobreza y la miseria por el neoliberalismo y las secuelas del conflicto armado. Los acuerdos de paz proporcionaron un espacio político que, por limitado que fuera, nunca antes había existido. El FMLN aceptó el desafío y hoy llega a la presidencia apegado, como proclamó Funes, a la opción preferencial por los pobres de “nuestro obispo mártir” Arnulfo Romero. Merece y recibirá seguramente la solidaridad de los gobiernos progresistas y los pueblos de América Latina.
http://www.jornada.unam.mx/2009/03/19/index.php?section=opinion&article=032a1mun

jueves, 19 de marzo de 2009

La teología de la liberación se propaga, pese al veto del Vaticano


Leonardo Boff
IPS

Desde sus inicios a fines de los años 60, la Teología de la Liberación adoptó una perspectiva global, enfocada en la condición de los pobres y oprimidos en el mundo entero, víctimas de un sistema que vive de la explotación del trabajo y de la depredación de la naturaleza. Este sistema explota a las clases trabajadoras y a las naciones más débiles. Y además reprime a los que oprimen y por lo tanto contrarían sus propios sentimientos humanitarios. En una palabra, todos deben ser liberados de un sistema que perdura desde al menos tres siglos y ha sido impuesto en todo el planeta. La Teología de la Liberación es la primera teología moderna que ha asumido este objetivo global: pensar el destino de la humanidad desde la condición de las víctimas. En consecuencia, su primera opción es comprometerse con los pobres, la vida y la libertad para todos. Surgió en la periferia de las Iglesias centrales, no en los centros metropolitanos del pensamiento consagrado. Por ese origen ha sido siempre considerada con sospecha por los teólogos académicos y principalmente por las burocracias eclesiásticas y la de la Iglesia más importante, la romano-católica.De su cuna en Latinoamérica la Teología de la Liberación pasó a África, se extendió a Asia y también a sectores del primer mundo identificados con los derechos humanos y la solidaridad hacia los desposeídos. La pobreza entendida como opresión revela muchos rostros: el de los indígenas que desde su sabiduría ancestral concibieron una fecunda teología de liberación indígena, la teología negra de la liberación que resiente las marcas dolorosas dejadas en las naciones que fueron esclavistas, el de las mujeres sometidas desde la era neolítica a la dominación patriarcal, la de los obreros utilizados como combustible de la maquinaria productiva. A cada opresión concreta corresponde una liberación concreta.La cuestión teológica de base que hasta ahora no acabamos de responder es: ¿cómo anunciar creíblemente un Dios que es un Padre bondadoso en un mundo atestado de miserables? Sólo tiene sentido si implica la transformación de este mundo, de manera que los miserables dejen de gritar. Para que un cambio semejante tenga lugar ellos mismos tienen que tomar conciencia, organizarse y comenzar una práctica política de transformación y liberación social. Como en gran mayoría los pobres en nuestros países eran cristianos, se trataba de hacer de la fe un factor de liberación. Las Iglesias que se sienten herederas de Jesús, que fue un pobre y que no murió de viejo sino en la cruz como consecuencia de su compromiso con Dios y con su justicia, serían las aliadas naturales de este movimiento de cristianos pobres.Este apoyo se ha verificado en muchas iglesias en las que ha habido obispos y cardenales proféticos como Helder Camara y Paulo Evaristo Arns en Brasil, Arnulfo Romero en El Salvador y muchos otros, así como numerosos sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos comprometidos políticamente. En razón de su causa universal ya a inicios de los años 70 la Teología de la Liberación era un movimiento internacional y convocaba verdaderos foros teológicos mundiales. Se estableció un consejo editorial integrado por más de cien teólogos latinoamericanos para compilar una sistematización teológica desde la perspectiva de la liberación en 53 tomos. Ya se habían publicado 13 tomos cuando el Vaticano intervino para hacer abortar el proyecto. El entonces cardenal Joseph Ratzinger fue riguroso. Cortó de raíz un trabajo promisor y benéfico para todas las iglesias periféricas y especialmente para los pobres. Pasará a la historia como el cardenal -y después Papa- enemigo de la inteligencia de los pobres. La Teología de la Liberación creó una cultura política. Ayudó a formar organizaciones sociales como el Movimiento de los Sin Tierra, la Pastoral Indígena , el Movimiento Negro y fue fundamental en la creación del Partido de los Trabajadores en Brasil cuyo líder, el Presidente Lula siempre se reconoció en la Teología de la Liberación.

Hoy en día, esta teología ha trascendido los límites confesionales de las Iglesias y se ha convertido en una fuerza político-social. Además de Lula se identifican públicamente con la Teología de la Liberación el Presidente Rafael Correa del Ecuador, el Presidente de Paraguay y ex obispo Fernando Lugo, el Presidente Daniel Ortega de Nicaragua, el Presidente Hugo Chávez de Venezuela y el actual Presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas, el sacerdote nicaraguense Miguel de Escoto. Su fuerza mayor no reside en las cátedras de los teólogos sino en las innumerables comunidades eclesiásticas de base (sólo en Brasil existen cerca de cien mil), en los millares y millares de círculos en los que se lee la Biblia en el contexto de la opresión social y en las llamadas pastorales sociales.Roma incurre en la profunda ilusión de creer que con sus documentos doctrinarios emitidos por burocracias frías y distantes de la vida concreta de los fieles conseguirá frenar la Teología de la Liberación. Ella nació oyendo el grito de los pobres y hoy la conmueve el grito de la Tierra. Mientras los pobres continúen lamentándose y la Tierra gimiendo bajo la virulencia productivista y consumista, habrá mil razones para sentir el llamado de una interpretación libertaria y revolucionaria de los evangelios. La Teología de la Liberación es la respuesta a una realidad injusta y salva a la Iglesia central de su alienación y de un cierto cinismo.

(FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Leonardo Boff, teólogo de la liberación brasileño y coautor de la Carta de la Tierra.

lunes, 9 de marzo de 2009

El desempleo ahora va por ellas


La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió este jueves que la presente crisis económica global podría provocar que otras 22 millones de mujeres en todo el mundo pierdan sus empleos este año.
Publicado por BBC Mundo
En su informe "Tendencias de empleo para las mujeres", la OIT destacó que aunque la recesión golpeó primero a los hombres en los países ricos, las mujeres no podrán escapar del revés económico, sobre todo las que viven en países en desarrollo, en especial en América Latina y el Caribe.
El documento, difundido en vísperas del Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo, señala además que la crisis global del empleo va a "empeorar de forma drástica" con la profundización de la recesión en 2009.
La OIT explica que la crisis económica global empezó en los sectores financieros de los países más ricos, afectando las ramas laborales de la banca, los seguros y bienes raíces, el área de la construcción y en manufacturas, que están dominadas por miembros del sexo masculino.
Por lo tanto, fueron los hombres quienes primeros perdieron sus empleos.
Pero -resaltó Jeff Johnson, autor del nuevo informe de la organización- ya el desempleo se ha extendido más allá de esos sectores y ha llegado a áreas orientadas por los servicios, como en las ventas y el turismo, donde dominan las mujeres.
Especialmente vulnerables
La OIT avisa que en la situación actual, el porcentaje de desempleo de las mujeres podría llegar hasta el 7,4 %, frente al 7% de los hombres.
Desde Ginebra, el corresponsal de la BBC, Imogen Foulkes, señaló que en la medida en que sigue decayendo la confianza de los consumidores, están desapareciendo puestos de empleos de posiciones que son tradicionalmente femeninas, como meseras y asistentes en las tiendas.
Agrega que a la OIT le preocupa especialmente la situación de las mujeres en países en desarrollo, principalmente en América Latina y el Caribe, donde ya antes de la crisis la brecha entre el empleo masculino y el femenino era muy grande.
Y en esos países van a ser afectadas las mujeres que trabajan en agricultura o en áreas como en el servicio doméstico, o empleos temporarios, porque en esos sectores no tienen beneficios laborales que las protejan.
"Ellas no tienen protección social y son especialmente vulnerables en tiempos de recesión económica", agregó Foulkes.
Claro deterioro
La OIT advirtió además que en general, las perspectivas del mercado laboral para 2009 muestran un claro deterioro para todas las personas.
La organización prevé que el nivel global de desempleo pueda llegar a más del 6% en el escenario más optimista, y hasta el 7% en el más pesimista, lo que significaría un incremento de entre 24 millones y 52 millones de desempleados en todo el mundo.
La OIT también estima que el porcentaje de empleo vulnerable en 2009 podría oscilar entre el 50,5% y el 54,7% para las mujeres, y entre el 47,2% y el 51,8% para los hombres.
Ello significa que si bien la carga de vulnerabilidad es todavía mayor para las mujeres, la crisis empuja a una mayor cantidad de hombres hacia empleos vulnerables.
http://www.clarin.cl/