martes, 19 de abril de 2011

Los millonarios (Empresarios)


Ricardo Candia Cares

Los millonarios tiene un no sé qué que fascina. Rayando en la perfección, empresa a la que le meten mano, empresa que termina siendo un ejemplo de eficiencia. Ya sea la fusión de grandes bancos, la transmutación de un país o un golpe de Estado.
En un corto lapso los millonarios cambiaron la esencia de un país creada en una vida centenaria. De pobrecitos ateridos en el último rincón del mundo, pasamos a ser objeto de la de admiración y envida de quienes aún no saben cómo se hacen las cosas.
Rendidos a las fallas inevitables de la democracia, los millonarios han levantado ciudades alejadas del chungo, fundado universidades que evitan la contaminación con ideas diabólicas que pululan en cotas menores a la mil, y construido carreteras que los llevan directamente a los aeropuertos en aquellos incómodos e inútiles días de elecciones.
Los ricos no creen en el infierno ni en el cielo. No lo dicen pero esos cuentos de camelos pasando por ojos de agujas los consideran para minoristas, no para ellos.
Como las pruebas empíricas no han podido demostrar la existencia del paraíso celestial, gozan del paraíso terrenal que sus grandes utilidades les prodigan. Pero, como nunca se sabe, no consideran superfluo cultivar amistad con prohombres de la iglesia, y dando muestra de una lealtad insuperable, han apoyado a sus confesores aún cuando hayan sido sorprendidos en terrenales y libidinosas tocaciones, alejadas de su vocación virginal.
Amigos de sus amigos y de la caridad silenciosa, han retribuido con súbita generosidad a todo el que les haya desbrozado el camino de gentuza molesta, y a cada uno les han ido con un óbolo en Londres, Peñalolén o Punta Peuco.
Sabedores que el mundo da vueltas más de lo necesario, ponen sus huevitos en tantas canastitas como solicitudes tengan y, convencidos de que dar a todos alguna cosita es un ejemplo democrático, financian a izquierda, derecha y centro, a condición de que las solicitudes cumplan con formalidades coherentes con la contabilidad.
Los millonarios desprecian a los tontos dedicados al servicio público. No les cabe en la cabeza esa gente rara que se hace problemas con cuestiones que no se pueden vender ni transar en la bolsa. A pesar de eso, tienen por los políticos cierta admiración expresada en el secreto de abultadas carpetas en las que constan sus evoluciones, sobre todo aquellas que no aparecen en los diarios.
Antes abjuraban de la ciencia. Le temían a lo que no alcanzaban a comprender como algo de fácil venta y buenos retornos. Hoy, la han desarrollado para sus propios fines enfermizos por la vía de arrendar mano de obra calificada y por la de crear sus propias universidades.
Sospechan de todo aquel que no ha sido capaz de llegar a tener mucho. Y se ríen de quienes creen en el trabajo honrado como fuente de riqueza. De los pobres, piensan que son frutos de una vocación extravagante.
Los millonarios encuentran más entretenido subir el Éverest que participar en una elección, construir centrales eléctricas que asistir a sesiones parlamentarias, comprar jueces que redactar leyes, arrendar curas que ir a misa. Y gozan mirando hacia abajo a todos los demás sintiendo que nadie la tiene más grande.
Gustan de tomar café con autoridades judiciales y gozan ridiculizándolas disculpándose por la bajeza de haberlo hecho. A sus hijos ya no los envían a las academias militares, sino a universidades norteamericanas o europeas, o, si la cabeza no dio para tanto, a vivir en un departamento de la Quinta Avenida y frecuentar los restaurantes de las actrices de Sex and the city, en New York.
Un millonario promedio tiene el convencimiento que la tierra da para mucho más aún, y de los agoreros que anuncian calamidades por la súper explotación de los recursos naturales del planeta, dicen que piensan así sólo hasta que comienzan a ganar dinero.
Es que los millonarios tienen desarrollada una alexitimia producto de haber nacido en el desangelado mundo de los negocios en donde los sentimientos no cuentan. Duros, cicateros, intransigentes, resulta una curiosidad encontrar un millonario gustoso de la cumbia, del lomo vetado, de la declamación poética. Prefieren la información instantánea, el dato preciso, la decisión fría y, por sobre todo, llegar primero.
No ocultan sus sospechan de aquellos colegas millonarios que tienen esos ataques extraños, incomprensibles e innecesarios, que los hace entrar a la arena política. La pregunta que se hacen en estos casos es: ¿para qué?
Por eso no entienden ni van a entender a Sebastián Piñera en su aventura como Presidente de la República. ¿Qué sentido tiene para un millonario ser la primera magistratura de la nación, si con mucho menos esfuerzo y problemas se pudieron tener como propios a sus antecesores y sin duda, tendrán comiendo de su mano a cuantos le sucedan?

A 3 personas les gusta esto.
  • Juan Carlos Cardenas Nuñez El cuerpo B de El Mercurio No Miente compañero!!! ...Se aproxima el día en que el batir de las alas de una mariposa en los bosques de Nahuelbuta desencadene la mayor crisis en la historia de aquel país-laboratorio, azul y aislado, donde el infelizaje nacional vuelva a pensar que puede volver a caminar por las anchas y concesionadas alamedas...Felicitaciones por el artículo
    Ayer a las 10:21 · · 1 personaCargando...
  • Sammy de la Cruz acertado, entretenido y resentido... como siempre!....
    Hace 17 horas · · 1 personaCargando...
  • Ricardo Candia Cares Las dos únicas alabanzas que recibo, la primera: el comentario de los queridos amigos y la segunda: resentido. Nada como lo último para hacerme feliz por un cuarto menguante...
    Hace 17 horas ·
  • Sammy de la Cruz para los que no entienden lo de "re-sentido".... SENTIDO: "Capacidad para razonar y ser consciente del mundo exterior"..... RESENTIDO: "Capacidad para RErazonar y ser REconsciente del mundo exterior"
    Hace 17 horas · · 1 personaCargando...
  • Juan Carlos Cardenas Nuñez Bravo estimado Ricardo. Tus artículos mantienen los espacios abiertos y la señal que no bajamos los brazos..Un abrazo
    Hace 2 horas ·
  • Ricardo Candia Cares Un abrazo, compadre y un giusto verlo por aquí aunque sea.
    Hace 2 horas ·
  • Hector Duque resentido parece mas el antónimo de consentido
    Hace 2 horas ·
  • Juan Carlos Cardenas Nuñez Con-Sentido y Re-Sentido....mmmm , lo que hace una raya bien puesta
    Hace 2 horas ·
  • Juan Carlos Cardenas Nuñez Sigo pensando que "lo peor de las cosas malas , es el silencio de la gente buena" (Ghandi) . Ya andaremos por allá...Duque ..no sabía que te habían dado de alta . Te ves recuperado .Veo que los electroshocks no son tan malos como dicen los vegetarianos.
    Hace 2 horas ·
  • Ricardo Candia Cares El antónimo de con-sentido, es sin-sentido.
    Hace 2 horas · · 1 personaCargando...
  • Juan Carlos Cardenas Nuñez ja,ja,ja..eso Si-Tiene-Zen-tido..
    Hace 2 horas ·

sábado, 2 de abril de 2011

Opinión de las Redes Sociales (facebook)


1 de Abril de 2011

Cardenal Jorge Medina:

“Un joven de 17 años sabe lo que hace”

El mostrador.pais
El representante de la Congregación para el Culto se refirió al caso Karadima señalando que la justicia eclesiástica funciona de forma distinta a la civil, ya que los actos homosexuales se sancionan en el derecho canónico, pero no reviste carácter de delito en el plano de la ley penal chilena.
El cardenal Jorge Medina se refirió al caso Karadima cuestionando la calificación de “abuso sexual” por el que se le investiga penalmente al ex párroco de El Bosque. En entrevista con Revista Caras, el religioso dijo que hoy en día el menor de edad “es alguien que no haya cumplido los 18 años. Sin embargo, y con el debido respeto a las leyes de mi país, es muy distinto un niño de ocho años o nueve años que uno de 17″. En ese sentido, sostuvo que el actuar de Fernando Karadima es atribuible a actos de índole homosexual, ya que “un muchacho de 17 años sabe lo que hace”, apuntando a las víctimas del sacerdote. Asimismo, llamó a comprender las diferencias que hay entre la justicia eclesiástica con la civil. “En la justicia civil los delitos están tipificados de manera distinta a la justicia eclesiástica. Por ejemplo, en la civil los actos de homosexualidad no son penados. Y en la eclesiástica, sí”, indicó Medina. “Un cristiano bien formado sabe que la fragilidad humana hace sus picardías”, ya que “el demonio donde puede se mete. Los sacerdotes no están exentos de sus insidias”, hizo hincapié.
Roberto Rodriguez
Monseñor Medina toda la razon pero mientras no tenga 18 años es un delito y un cura de 40 ,50 ,60, oh mas sea cura oh no que se meta con un niño es un DEGENERADO y punto y usted es un Cara de RAJA !!!
Juan Sandoval
...y un DESGENERADO que calla y oculta una denuncia es COMPLICE...
Jaime Ortiz
Se tapan el diablo que llevan adentro con los habitos.
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