viernes, 23 de abril de 2010

Actualidad política


Desconcierto e insensibilidad post traumáticas.
Por Ricardo Candia Cares
Una epidemia de desconcierto, i.e. desorientación y perplejidad, cruza la sociedad chilena mientras se muestra por la tele las andanzas de un presidente - candidato, una Concertación cruzada por escenas de celos, peleas maritales y amnesia generalizada, una izquierda fantasmal y la inminencia del mundial de fútbol. Desconcierto e impunidad.

Si alguna vez existió una conspiración para que la gente se dejara manipular, los resultados que saltan a la vista dan cuenta del éxito de dicha táctica. Lo peor de todo, sin costo alguno. Que el presidente incumpla lo que prometió en vez de ser un escándalo, es explicado por sus voceros como de toda lógica. Que aparezcan de vez en cuando políticos ladrones, es mostrado como una práctica necesaria y complementaria que logra destacar a aquellos que no lo son. Que los próceres de la Concertación se disputen el poder aún a costa de matrimonios, parejas o amancebamientos, no pone colorado a nadie.

La vida parece seguir su curso del modo más normal. Las maromas para el financiamiento de los efectos de la catástrofe, que al final dejará todo como está o peor, se realiza con bombos y platillos mediáticos mientras sobre la gente envuelta en los plásticos maravillosos que entrega la Intendenta ineficiente del Biobío, escurren las primeras aguas del invierno, los viejos se mueren de frío, los niños en escuelas que más parecen set de televisión y los hospitales funcionando como puestos del Mercado Persa.

A nadie parece importar que muchos ciudadanos tengan que hacer milagros cada mañana para acercarse a sus trabajos por la falta de puentes y caminos y que la cesantía en esas zonas llegue a niveles de tragedia. Y que no haya agua, ni gas ni luz. Ni esperanzas.

Mientras tanto, lejos de ahí, preocupados de la instalación de los micrófonos para el rito anual del primero de mayo, los autodenominados representantes de los trabajadores, revisan y revisan los discursos inútiles a los que bastaría cambiarles la fecha.

Piñera, podrá parecer un contrasentido, llega a gobernar en el mejor de los escenarios. En veinte años de progresivo, y en apariencia inofensivo giro a la derecha, la Concertación ablandó a la gente con una gradualidad propia de la medicina homeopática. Resultaba una hecho exótico que personas reclamaran sus derechos. La expresión airada de quienes exigieron reparación, justicia o ser oídas, fue criminalizada en cada uno de los últimos veinte años.

Desde la aparición tembleque de Patricio Aylwin, hasta la carita de pena de Michelle Bachelet, se impuso por la oligarquía emergente la cultura de la represión solapada y de la otra. Al comienzo, por el temor inveterado a la reacción del fascismo anclado en las Fuerzas Armadas, al final por el temor a mal agradecer los logros concertacionistas y los postreros e inútiles porcentajes de adhesión sublime.

El resultado es dramático. La gente común quedó sin saber para donde mirar, a qué santo echar mano. Todo le queda lejos, en especial aquellos que antes marchaban codo a codo con los más castigados y de los que ahora ni se sabe. Curiosamente, lo único que salva, que entrega una mano de apoyo y solución, es el mercado. Las tarjetas de crédito, cumplen con la labor que hace mucho hacían las libretas del fiado en el almacén de la esquina.

El horror de verse manipulados por un gobierno mentiroso y populista, reforzado por un aparato comunicacional que hace lo que quiere, no es una posibilidad lejana, pero no asusta a nadie.

Mientras los ojos y oídos se centran en las especulaciones de la reconstrucción y en las teleseries de los matrimonios de la casa real concertacionista, el mundo sigue andando. Y aumentan los niños delincuentes sin que haya como contener esta desgracia, aumentan la razzia de los fiscales anti mapuche en su cruzada racista, aumenta la cesantía en sector público y en la zona epicentral, sube el pasaje de esa otra estafa llamada Transantiago y suben también los grados de impunidad de los represores contemporáneos. Y a nadie parece importar mucho.

Esta semana se aprobará la ley que consagra la privatización de la educación en nuestro país y muchos diputados aún no hacen públicas las declaraciones de intereses, a pesar que la ley exige hacerlo en el término de treinta días desde su asunción. Y a nadie parece importarle tampoco.

Da la impresión que las sucesivas desgracias que ha experimentado el país: golpe de estado, Concertación, terremotos, inundaciones, volcanes en erupción, Sebastián Piñera, hubieran creado tal coraza en la piel y almas de sus habitantes, que ya nada afecta, nada asombra y, peor aún, nada indigna.

sábado, 10 de abril de 2010

el pais que necesitamos


Demandas popular frente a la emergencia.
Medidas sociales urgentes en las zona de catástrofe.

1.- Fijación de precios de los productos y servicios básicos. Se debe incluir una canasta familiar, transporte, arriendos, materiales de construcción, medicamentos, combustible, entre otros. Hay que impedir la especulación y el abuso de las grandes empresas.
2.- Protección del empleo.
Cada empleador debe mantener los puestos de trabajo y, en caso de quiebra de la empresa, el Estado deberá asumir su dirección, con participación y control de los trabajadores. Fin al artículo 159 del código laboral que permite el despido abusivo por causa de fuerza mayor, como en caso de terremoto.
3.- Tarjeta social estatal por tres años.
Entrega de una tarjeta para subvención en pago de cuentas de luz, agua, teléfono, salud, arriendo, locomoción, educación y postergación por tres años del pago de créditos adquiridos antes del terremoto.
4.- Ayuda directa a zonas afectadas.
Instalación de comedores populares y consultorios de salud móvil, que cuenten con médicos de familia. Serán las JJ.VV. y organizaciones sociales las encargadas de su implementación.
5.- Fin al toque de queda y las medidas represivas.
La crisis no se supera imponiendo medidas de fuerza a la gente de las zonas más golpeadas. La represión no puede convertirse en un recurso habitual cuando los gobiernos incapaces se sienten sobrepasados por las urgencias de los más pobres.
6.- Plan Pyme.
Créditos blandos por parte del BancoEstado, suspensión, sin intereses, de pagos de deudas contraídas antes del terremoto. Incentivar la creación de cooperativas de trabajadores.
Medidas urgentes para la verdad y la justicia en el terremoto.
1.- Creación de una comisión nacional de afectados
Comisión con plenos poderes para la acreditación de todos los afectados. La comisión tendrá como actor principal a asociaciones de JJ.VV. y organizaciones sociales de las zonas afectadas.
2.- Juicio y castigo a los negligentes.
Todos los responsables políticos y administrativos de las distintas instituciones del Estado, las FF.AA, policiales y del mundo privado, deben ser juzgados y castigados ejemplarmente. El poder judicial debe crear salas especiales para la tramitación de estos procesos.
3.-Prohibición perpetua para el ejercicio de derechos comerciales a los empresarios negligentes.
A los empresarios culpables, a las empresas antiguas y las empresas nuevas de fachada, se le quitaran las concesiones y se prohibirá que ejerzan el comercio en Chile. Estos criterios se aplicaran también para los especuladores post terremoto.
Medidas urgentes para que nunca más no estemos preparados para las catástrofes.
1.- Establecer la soberanía económica en áreas estratégicas.
Recuperar las áreas económicas estratégicas que hoy se encuentran administradas por lucrativas empresas privadas. El sistema de comunicaciones, energía, agua, transporte, infraestructura vial y portuaria, debe volver a manos del Estado.
2.- Creación, con rango ministerial, de una contraloría de calidad de construcción.
El estado y la sociedad deben asegurarse que las normas de construcción y uso de suelo sean los adecuados para un país sísmico como el nuestro. Las zonas posibles de Tsunamis deben tener una ley especial sobre el tema. Las JJ.VV. y las organizaciones sociales velarán, con amplias atribuciones legales, por el correcto diseño y ejecución de las obras privadas y públicas.
3.- Las organizaciones sociales y populares como artífices de la reconstrucción
Las JJVV, los comités de pobladores, los clubes deportivos, las asociaciones culturales, los comités de emergencia son los principales responsables de la reconstrucción social y material de sus comunidades. El estado debe depositar ahí los recursos y las decisiones para una real solución de la crisis. Iniciativas como la autoconstrucción colectiva deben ser impulsadas desde ahora.
4.- Ciencia propia para enfrentar los desastres.
Chile debe privilegiar la creación de una comunidad científica propia para el estudio de los posibles desastres. Institutos especiales, incentivo a las universidades, becas internacionales serán parte de esta política. Debe existir una relación estrecha y vinculante con las instituciones del Estado
5.- Las FF.AA. al servicio de las necesidades del Pueblo
La misión prioritaria de las FF.AA. será desarrollar planes, preparar infraestructura y condiciones materiales para enfrentar las catástrofes naturales. Esta es la verdadera seguridad nacional que necesita nuestro pueblo. No a la militarización del país, si a la ayuda humanitaria.
6.- Sistema latinoamericano para catástrofes.
Crear, a través de UNASUR, un sistema de ayuda mutua, con sede en Chile, para coordinar la ayuda de especialistas en las catástrofes de la región.
Medidas para financiar el plan de emergencia.
1.- Elevar al 30% el royalty a las grandes empresas mineras.
2.- Subir el impuesto al patrimonio y las ganancias de las transnacionales y los mega empresarios del nuestro país.
3.- Destinar el 10% de la ley reservada del cobre a la reconstrucción.
4.- Destinar la reserva de los fondos de AFP a la reconstrucción, privilegiando el desarrollo de la industria nacional.
5.- Establecer un pago por derechos de concesión a las empresas de áreas estratégicas.

Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez.