domingo, 26 de abril de 2009

La izquierda ya tiene una alternativa


Un nuevo referente revolucionario




Movimiento de Pueblos y los Trabajadores (MPT) se llama el novísimo instrumento político federativo que nació durante el Encuentro Unitario de empeños anticapitalistas de Chile realizado el 4 y 5 de abril, en Santiago, en las dependencias del Sindicato de Trabajadores de Madeco.

Contra la indecisión, la indiferencia, las maquetas y los remedos. Contra la dispersión destructiva y añosa de las iniciativas políticas y sociales de inspiración revolucionaria pequeñas y menos pequeñas. Contra la apatía, la alienación abrumante, las traiciones, el acomodo, el cinismo y los disfraces. Contra la desesperanza paralizante, el sectarismo, la impotencia; contra el horror y los enemigos históricos y bien armados. Sobre todo, contra los patrones, los pocos dueños de todo; el capital y el capitalismo; contra la maldición de una sociedad de clases; contra la soledad, el abandono; contra la burguesía y el imperialismo, contra el actual orden de las cosas. Por la unidad necesaria de los que luchan de manera invisible y localmente, y los que protagonizan movimientos más amplios y estables. Porque siempre los pueblos y los trabajadores viven en crisis, pero la actual se viene con especial bronca y violencia sobre los desheredados, y si no se atan los empeños existentes, la resistencia y luego la ofensiva son escenarios imposibles.

Porque Chile está flagelado por la desigualdad más insultante, y hegemoniza –transitoriamente- un bloque en el poder formado por los dueños contados del país y sus representantes políticos bien distribuidos entre la Concertación y la Alianza por Chile. Porque la alta concentración de la propiedad y la riqueza es apabullante e indiscutible, y los trabajadores y el pueblo son pura clientela, consumidores, mercancía explotable a precio de bodega, pero nunca personas y mayoría social que define en conjunto su destino. Porque desde que comenzaron los gobiernos civiles hace casi 20 años, abajo las cosas han permanecido tal cual las dejó la dictadura. ¿Qué ya no hay tanta represión y la gente se puede reunir libremente? Sí, hasta que el movimiento popular no constituya una variable que inestabilice la paz social que precisa el puñado que manda para continuar abultando sus privilegios. Aunque cada 4 años los inscritos en los registros electorales –que se desploman tendencial y verticalmente en tanto pasan los años- puedan marcar una papeleta por algún representante impuesto por los que dominan y uno que otro representante de la izquierda tradicional, las cosas no varían porque simplemente no existe el movimiento real de los pueblos y los trabajadores capaz de presentar combate político y social contra la clase que ordena.

Por estas y otras razones, se cobijaron en el edificio del histórico Sindicato Madeco –organización de resistencia durante el golpe militar de 1973 y durante los duros años 80 - más de 300 delegados de 80 agrupaciones de Santiago, Concepción Valparaíso, Coquimbo, Los Lagos, Valdivia y Temuco. Para organizar el descontento. Con vocación de mayorías y de poder. Con voluntad de lucha y unidad. Para colaborar en la dinamización de la lucha de clases en Chile; ese viejo combate entre capital y trabajo, entre explotados y explotadores, entre los dueños de los medios de reproducción de la vida y los que sólo poseen su fuerza de trabajo para sobrevivir, con el objetivo estratégico de construir una sociedad donde la felicidad humana, la racionalidad colectiva y no la ganancia patológica; la cultura y las ciencias; el bienestar de la humanidad y la naturaleza en convivencia amigable, lejos del lucro y la depredación; la fraternidad, la igualdad y la libertad gobiernen las relaciones sociales.
Los delegados se distribuyeron en equipos de discusión donde se abordaron los aspectos centrales del empeño político nuevo en materia de principios, plataforma de lucha y orgánica. Los principios capilares sancionados fueron el anticapitalismo, el antiimperialismo, el internacionalismo, el latinoamericanismo: el empleo de todas las formas de lucha –dictadas por el contexto, las relaciones de fuerza, los estadios de la lucha de clases-; los derechos humanos en sus dimensiones económicas, sociales y políticas; la independencia política de los intereses de la clase trabajadora y los pueblos respecto de la burguesía y sus partidos políticos (y de quienes realicen pactos o alianzas con ellos), y del Estado. La plataforma de lucha y aspectos programáticos constituyen una batería, por una parte, de las demandas más acuciantes para los expoliados, y por otra, de titulares de transformaciones profundas y estructurales. Por la estatura, responsabilidad y documentación que requiere la construcción de un programa lo más terminado y coherente posible se convino realizar un Congreso Político-Programático en el menor plazo posible, sin que ello impida tener planteamientos claros frente a puntos ligados a la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, el medio ambiente, la soberanía alimentaria, el rol de la FFAA, las nacionalizaciones estratégicas, la propiedad de la tierra, etc. En el ámbito orgánico se convino que la Asamblea Plena es la autoridad máxima del instrumento político, y se acordó una Mesa Coordinadora (federativa, revocable y acotada en el tiempo) de carácter ejecutivo que resuelva aspectos vinculados al modo de articular el trabajo a nivel nacional, regional y comunal; las comunicaciones, las finanzas y la agenda de lucha democráticamente resuelta.
La coyuntura nacional a comienzos de abril está sintetizada por la caída de la actividad económica en casi un 4 % en febrero; las proyecciones de un desempleo superior al 10 % el 2009 y 2010 para Chile según The Economist; el escándalo de la confabulación sobre los precios de los medicamentos de las tres cadenas farmacéuticas que se distribuyen el mercado nacional; que finalmente Frei Ruiz Tagle ganó las primarias -de más flaca participación en lo que va de gobiernos civiles- para postularse como candidato presidencial de la Concertación; y la embestida de la derecha de la Concertación que respondió insatisfactoriamente a la propuesta de la izquierda tradicional en materia de cupos parlamentarios para posibilitar la ampliación política del Congreso hacia ese sector, y la negativa parlamentaria respecto de que los dirigentes sociales pueden ser, al mismo tiempo, candidatos a diputados. Ahora se agrega el nacimiento del Movimiento de los Pueblos y Los Trabajadores.

Ha pasado demasiado tiempo; se han tenido que destruir muchas desconfianzas, traumas, mitos y terrores; solucionar muchos entuertos menores y relativamente mayores; y mil dificultades de profundidad telúrica tanto para la izquierda anticapitalista planetaria, como criolla, para llegar al punto de arranque del dínamo político que colabore protagónicamente en la reconstitución del movimiento popular, de las fuerzas sociales necesarias para transformar radicalmente el capitalismo en Chile. El empeño de la unidad de los que luchan y que provienen de diversos afluentes políticos de la izquierda anticapitalista chilena (famosa mundialmente por su multiplicidad de expresiones) ha sido una tarea de años que recién comienza a cuajar. Por fin termina el prólogo y comienza una caminata –llena de dificultades, pero también de esperanzas- que, para entenderse en perspectiva y con horizontes de poder, será un proceso complejo, irregular, abundante de altibajos, con disonancias, contradicciones no antagónicas, roces y afinidades. La unidad política de cualquier empeño recién amanecido es un derrotero más que un punto de partida matemáticamente diseñado. Las luchas concretas, la comunidad paulatina y creciente de los intereses de los pueblos y los trabajadores, el mestizaje fraterno y limpio en el territorio social, el trabajo inagotable y compartido, son parte de la construcción de la unidad política. Pero lo más importante de un instrumento político que busca el establecimiento de una sociedad sin clases, es alcanzar tramados profundos y desde abajo con las grandes mayorías castigadas por el capital. Un instrumento político puede ser incluso la síntesis de los mejores hijos del pueblo; sin embargo su validación y posibilidades de triunfo como fuerza que orienta-participando tienen que ver con la alta sintonía política y de sentido que alcance con el movimiento real de los explotados. ¿Cuál será la lucha extendida, de masas, la que haga temblar los pilares todavía sólidos de la clase que domina en Chile, y donde el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores ponga la cabeza, las manos y el corazón para probarse como fracción organizada de los intereses de los más? ¿Con qué fuerzas se cuentan, dónde están los eslabones más débiles del capitalismo chileno, qué demanda popular será –por menuda que parezca- la que gatillará el descontento multidimensional de clase acumulado durante tantos años, y agudizado por la actual crisis económica?
El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores tiene por delante una tarea titánica. Es urgente y es antigua como la rebeldía. Es de panes, convicciones, madera, combate, humanidad, cabeza y empuñadura. Viene de los tantos y tantas que ofrecieron su vida en lo oscuro por la emancipación, que hicieron añicos el egoísmo antes de que Chile se llamara así. Tiene de los libertadores de la Primera Independencia y sus sombras fabulosas; de Recabarren, Clotario Blest; de quienes formaron la Unidad Popular como una táctica para llegar a una sociedad de iguales y libres. De los que cayeron en ese tránsito y de los que aún están y se mantienen sin precio y la voluntad intacta. De los que resistieron la Dictadura

lunes, 13 de abril de 2009

"Me gustan los Estudiantes, porque son la levadura..."

Ley General de Educación. Una solución de derechas

Álvaro Cuadra
Rebelión

La tramitación de la Ley General de Educación (LGE) ha tenido la virtud de poner sobre el tapete un ámbito fundamental e insoslayable para pensar el futuro de nuestro país. Es de lamentar, sin embargo, que este proceso que ha culminado en un nuevo cuerpo legal se haya realizado de espaldas a los primeros interesados: estudiantes y profesores. Ello explica, en parte, una serie de desatinos que ya se detectan en la futura Ley.
Por de pronto, llama la atención aquel aspecto de la LGE que autoriza a cualquier profesional con conocimientos afines para el ejercicio de la profesión docente en las aulas como han propuesto los sectores de derecha. Autorizar a profesionales no formados en el dominio de la educación para ejercer la profesión docente es un acto de arrogancia y de barbarie mercantil que lejos de fortalecer la Educación chilena la denigra. No se puede negar que en los albores del siglo XXI, el estatuto del saber avanza hacia la interdisciplinariedad. Pero es bueno recordar que lo ínter-disciplinario sólo posee sentido en cuanto los saberes se han consolidado en “disciplinas” muy específicas. La Educación , así con mayúscula, es un área del conocimiento que se ha desarrollado por siglos.
Dejar la educación de un país en manos de neófitos no sólo es un argumento reaccionario sino que un acto tan irresponsable como autorizar a los dependientes de farmacias para el ejercicio de la medicina. Dejar que profesionales sin formación pedagógica ejerzan como profesores de aula es, en rigor, aplicar los criterios de una interesada flexibilización laboral. En efecto, la contratación de profesionales no pedagogos, significa, en lo hechos, desconocer al Colegio de Profesores llamado a velar por la dignidad de la profesión.
Los problemas de nuestra Educación ya han sido diagnosticados hasta la saciedad. Nadie puede negar que tras décadas de olvido, los índices de la Educación en Chile son deficitarios, tanto entre los estudiantes de pedagogía como entre los pedagogos en ejercicio. Este estado lamentable, digámoslo, es el fruto de muchos años de negligencia neoliberal que ha convertido la Educación en una mercancía, impidiendo que el Estado asuma un papel protagónico ante tan magna tarea. La Educación chilena es un desastre gracias a las políticas irresponsables y negligentes promovidas por gobiernos inspirados en principios neoliberales desde hace décadas.
La aprobación de la LGE , en los términos en que ha sido propuesta, delata todas las deficiencias de una democracia de muy baja intensidad como en la que estamos sumidos. Una vez más, se pretende legislar “contra” los intereses de los profesores, limitando su espacio laboral, rebajando todavía más los salarios y el ejercicio de la pedagogía. Por este camino no se enriquece la Educación en Chile, no se fortalece la capacitación ni se dignifica un quehacer tan importante para nuestra sociedad. Por el contrario, se abre la puerta a los empresarios de la educación para rebajar sus costes contratando profesionales no especialistas, y por tanto, no colegiados. La LGE , tal como ha sido propuesta es un argumento de derechas para la Educación chilena.

viernes, 3 de abril de 2009

La izquierda revolucionaria


Todo listo para el Encuentro Unitario Anticapitalista del 4 y 5 de abril
Rebelión
A pocos días del Encuentro Unitario de Organizaciones Anticapitalistas de todo Chile, la Mesa Coordinadora de las jornadas del 4 y 5 de abril informa que la actividad se realizará en el Sindicato de Trabajadores de MADECO, San Nicolás 681, comuna de San Miguel, Región Metropolitana. El Encuentro comenzará el sábado 4 de abril, a las 8:30 hrs., horario en que se iniciará la acreditación de los participantes que forman parte de más de 50 agrupaciones de todo el país.
El objetivo principal del Encuentro Unitario es la construcción de un instrumento político federativo de principios anticapitalistas, antiimperialistas, de masas y lucha. Durante las jornadas del 4 y 5 de abril se debatirán aspectos programáticos, orgánicos y el nombre del nuevo referente, distinto del Podemos del Partido Comunista y el Movimiento de Acción Social del senador Alejandro Navarro.
Cada asistente deberá cancelar $ 2 mil pesos por concepto de almuerzos, y cada organización, $ 5 mil pesos para café, impresiones, fotocopias y papel.
De acuerdo a la Convocatoria “Esta nueva formación unitaria tendrá un carácter federativo y será una alianza política para las transformaciones sociales. El objetivo es la conquista política de los pueblos para instaurar una sociedad sin clases, solidaria, igualitaria, libertaria y liberadora. El poder popular será nuestro eje de construcción, entendido en su sentido amplio de bregar porque los pueblos recuperen el protagonismo de los procesos políticos. Descartamos el apoyo electoral a las fuerzas que son el sostén político del sistema de dominación, así como a los partidos que tengan acuerdos electorales o tácticos con la Concertación.” Y agrega que “En el marco contextual de la crisis económica planetaria en curso del capitalismo, la convergencia es una necesidad y una oportunidad para los intereses emancipatorios de los trabajadores y los pueblos, para los de abajo. Resulta perentorio construir un pliego de los pueblos, programa o plataforma de lucha y mediante los medios más democráticos, incluso a través de una consulta. Y urge un plan de acción para enfrentar la crisis.”
Mesa Coordinadora del Encuentro Unitario