escrito por Frida Modak
Martes, 12 de agosto de 2008
A menudo escuchamos o leemos que en América Latina avanza una nueva izquierda y, sin embargo, vemos que nada cambia, que los modelos económico-sociales impuestos en la época de las dictaduras siguen en pie y que las empresas transnacionales continúan haciendo “la américa” con nuestros recursos. La pobreza apenas ha disminuido y si antes la cantidad de pobres se medía por el porcentaje de cesantes, ese sistema ya no sirve porque hoy también son pobres los que tienen trabajo pero el salario no les alcanza para la canasta básica.
La seguridad social se ha convertido en recuerdo del pasado y, flexibilización mediante, ya no hay trabajo seguro, mientras la educación es cada vez más elitista.
A menudo escuchamos o leemos que en América Latina avanza una nueva izquierda y, sin embargo, vemos que nada cambia, que los modelos económico-sociales impuestos en la época de las dictaduras siguen en pie y que las empresas transnacionales continúan haciendo “la américa” con nuestros recursos. La pobreza apenas ha disminuido y si antes la cantidad de pobres se medía por el porcentaje de cesantes, ese sistema ya no sirve porque hoy también son pobres los que tienen trabajo pero el salario no les alcanza para la canasta básica.
La seguridad social se ha convertido en recuerdo del pasado y, flexibilización mediante, ya no hay trabajo seguro, mientras la educación es cada vez más elitista.
Los rasgos izquierdistas o incluso socialistas de algunos gobiernos están dados en función de la militancia política de sus presidentes, aunque éstos ejercen sus funciones siguiendo el modelo neoliberal.
Hasta los mandatarios que están realizando cambios efectivos, no han logrado librarse del modelo.
Hacer un breve recorrido resulta interesante.
Argentina, después que las dictaduras militares que aplicaron a ultranza el neoliberalismo, han tenido gobiernos peronistas y de la Unión Cívica Radical.
El único que alcanzó algún grado de éxito fue Néstor Kirchner, que superó la crisis profunda en que lo dejó su antecesor y planteó recuperar la riqueza energética, traspasada por el también peronista Carlos Menem a la española Repsol, que a partir de ahí es una de las petroleras dominantes en el subcontinente.
El peronismo no es del gusto estadunidense porque el último proyecto nacional que tuvo el país fue el de Juan Domingo Perón.
Brasil, el presidente Lula, tornero de profesión, se formó bajo la infuencia de la Teología de la Liberación y gobierna a uno de los países más ricos, que tiene un proyecto nacional desde los regímenes militares, que cometieron las mismas tropelías que los demás dictadores sudamericanos, pero que sentaron las bases del desarrollo actual, lo que le permite a Lula un grado de progresismo en el marco neoliberal.
Chile,el término de la dictadura fue pactado con participación estadunidense y los gobiernos pos-Pinochet han sido de una coalición de centro-izquierda - centro-derecha, que incluye al partido Socialista que se declara renovado.
La constitución de Pinochet sigue vigente y aunque su articulado dice que los recursos naturales son propiedad imprescriptible e inalienable de la nación, las grandes y nuevas minas de cobre son explotadas por empresas extranjeras que subcontratan a los trabajadores.
Perú, el presidente Alan García gobierna por segunda vez. Pertenece a la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA, creada en 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre como partido marxista, posición que Haya abandonó después. Los militares no le permitieron gobernar cuando fue electo.
En 1985 García se convirtió en el primer presidente aprista y tuvo posturas progresitas, opuestas a las que caracterizan su segundo mandato. Ha dicho que en su primer período actuó con criterio “velasquista”, aludiendo al gobierno revolucionario del general Velasco Alvarado, y que su gestión actual es aprista.
Paraguay, aún no termina de deshacerse de la herencia de la dictadura stronista.
Ha elegido como presidente al ex obispo Fernando Lugo,a quien algunos acusan de estar rodeado de neoliberales. El ex vicepresidente del Banco Mundial y Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ha anunciado que lo asesorará en forma gratuita.
Uruguay, gobierna el Frente Amplio, coalición de centro-izquierda formada para combatir a la dictadura, pero el modelo económico sigue siendo el neoliberal.
América Central, en esta región Honduras y Guatemala tienen ahora presidentes social demócratas, pero no están en condiciones de desentenderse del modelo ni de la influencia estadunidense, aunque ingresaron a Petrocaribe.
El Salvador tiene un gobierno derechista, que podría cambiar en los próximos comicios, pero sin posibilidades aún de introducir grandes modificaciones.
Costa Rica es aliada de Estados Unidos y Panamá está gobernada por el hijo del general Torrijos, quien no desafía al neoliberalismo.
Colombia, el presidente Uribe gobierna con una coalición de derecha y es el mayor aliado que Estados Unidos tiene en América Latina.
Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Cuba, los primeros cuatro procuran establecer un sistema socialista que algunos llaman socialismo del siglo XXI. Aunque han realizado cambios sustanciales, tienen pendiente la organización de bases de apoyo sólidas.
Bolivia es el que cuenta con los movimientos populares más importantes,que respaldan al presidente Evo Morales.
Le siguen Nicaragua y el sandinismo, mientras que los presidentes de Venezuela y Ecuador están creando la fuerza política que necesitan.
Cuba es, evidentemente, la que hace tiempo alcanzó la meta.
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