jueves, 8 de junio de 2023

El difícil camino de la Paz

 

Las conversaciones de paz en Cuba: Una mirada a la derrota militar revolucionaria del ELN y las FARC, junto a la inclusión y participación democrática política, del movimiento guerrillero en el pueblo colombiano.

 


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redacción.cl

 

Las conversaciones de paz entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno de Colombia, liderado por el presidente Gustavo Petro, han sido un hito significativo en el proceso de construcción de la paz en el país sudamericano. Estas conversaciones, llevadas a cabo en Cuba, han logrado resultados importantes tanto en términos del “comienzo sin retroceso de una era de Paz para el país“ declarado por el Presidente Petro y las exigencias mínimas para el cese al fuego por parte de la guerrilla.

El término del conflicto que lleva décadas en el país sudamericano, está sujeto necesariamente a dos premisas mínimas que definen el final o la continuación de la violencia político militar y están determinadas por las condiciones en que se produce la capitulación del aparato armado y el inicio de las conversaciones de Paz. La primera es, partir desde una posición de fuerza favorable para la guerrilla, que obliga a la negociación por parte del gobierno, o la otra, partiendo desde la derrota militar del ELN en su proyecto transformador de la sociedad colombiana.

Ante estás premisas, se suma un tercer sujeto en disputa, que es el pueblo y las comunidades indígenas, que tanto el gobierno como la guerrilla, buscan como beneficiario del acuerdo final en La Habana... de ahí surge la propuesta y exigencia del ELN en la promoción de la participación democrática del pueblo colombiano, para asegurar y resguardar el proceso de Paz.

En este artículo, analizaremos el impacto de estas negociaciones en ambos aspectos y su relevancia para la consolidación de la paz en Colombia.

 

Derrota militar del proyecto popular de “Revolución Armada”

 

El ELN, considerado uno de los grupos guerrilleros más antiguos y grandes de Colombia, ha sido, junto a las FARC y al Ejército colombiano con sus aparatos paramilitares, responsable de numerosos actos de violencia y acciones armadas en el país durante décadas. Sin embargo, las conversaciones de paz en Cuba han marcado un importante punto de inflexión para esta organización. A través del diálogo y la negociación, el Gobierno de Petro ha logrado debilitar significativamente las capacidades militares y operativas del ELN.

 

El proceso de paz colombiano, en las últimas décadas, ha implicado la desmovilización y desarme progresivo de los miembros de las FARC en sus facciones político militar, en otros intentos de acuerdos con las guerrillas y con el  ELN, así como su reintegración a la sociedad colombiana. Estos avances han contribuido a la reducción de la violencia y el conflicto en varias regiones del país, permitiendo a las comunidades vivir en un entorno más seguro y estable. Además, la derrota de la opción militar de las FARC primero y del ELN ahora, ha generado una mayor confianza en el proceso de paz y ha abierto oportunidades para la reconciliación y la construcción de una paz sostenible en Colombia, además de dejar en una debil posición estratégica la opción militar de la oligarquía guerrerista y del Estado policial, así como la derrota ideológica del paramilitarismo. La reinserción política de los  guerrilleros de las FARC EP en el sistema democrático, aún con sus problemas de incumplimiento por parte del estado en el gobierno anterior y el exterminio sistemático de los líderes sociales de la guerrilla a manos del narco paramilitarismo, ha contribuido en buscar la opción pacifica para la solución del conflicto.

 

Participación y opción democrática del pueblo

 

Un aspecto fundamental de las conversaciones de paz en Cuba ha sido la promoción de la participación democrática del pueblo colombiano en la toma de decisiones relacionadas con el conflicto y la construcción de la paz. El Gobierno de Petro ha buscado garantizar que las voces de todos los sectores de la sociedad sean escuchadas y consideradas en el proceso de paz, fomentando así la inclusión y la legitimidad de las soluciones propuestas.

 

A través de consultas populares, debates abiertos y espacios de diálogo, se ha brindado la oportunidad a la ciudadanía de expresar sus opiniones, inquietudes y propuestas en relación con la paz en Colombia. Esto ha fortalecido la participación ciudadana en la construcción de políticas públicas y ha permitido una mayor representatividad en las decisiones que afectan directamente a la sociedad colombiana.

 

Además, el Gobierno de Petro ha promovido mecanismos de justicia transicional que buscan garantizar la rendición de cuentas y la reparación de las víctimas del conflicto armado. Estos mecanismos, respaldados por la participación democrática del pueblo, han contribuido a la reconciliación y a la construcción de una sociedad más justa y equitativa a pesar de los intentos antidemocráticos para frenar el proceso popular del gobierno, por parte de la oposición y de la oligarquía colombiana, apoyada por el imperialismo norteamericano y su constante ingerencismo militarista.

 

El desafío del gobierno popular

 

Las conversaciones de paz entre el ELN y el Gobierno de Petro en Cuba han logrado resultados significativos en términos de la derrota táctica militar de la guerrilla del ELN y las FARC, que han decidido optar por la participación democrática del pueblo colombiano. La desmovilización y desarme progresivo de los aparatos armados, han debilitado a los grupos guerrilleros y al narco paramilitarismo, generando un entorno algo más seguro y estable en Colombia. Por otro lado, la participación ciudadana en el proceso de paz ha permitido la inclusión de diversas voces y perspectivas, fortaleciendo así la legitimidad y sostenibilidad de las soluciones propuestas.

 

Aunque el camino hacia la paz completa en Colombia aún presenta desafíos, las conversaciones de paz en Cuba han sentado las bases para una sociedad más pacífica, justa y participativa. El compromiso continuo del Gobierno de Petro y la voluntad de las partes involucradas en el conflicto y la depuración ideológica del ejército colombiano, son cruciales para consolidar los avances logrados hasta ahora y avanzar hacia un futuro en el que la violencia y el conflicto sean cosas del pasado en Colombia. Aún queda mucho por hacer y el camino será largo y pedregoso, pero el pueblo, por el momento tiene la palabra.

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