por Ricardo Candia Cares
No debe sentirse muy bien Eduardo Frei cuando ve que muchos de los candidatos a diputados y a senadores de la Concertación, prefieren aparecer en las fotografías no con él, sino con el 80 % de aprobación de la presidenta Bachelet.
O aparecer solos.
En algún momento, algún sesudo creativo de candidaturas, descubrió que los chilenos que votan son del todo estúpidos. Por inexplicables vías secretas llegó a la conclusión que a los ciudadanos de este país les importa bien poco lo que sostengan las ideas de los candidatos a cualquier cosa. Lo que realmente importa es con quien se retrata Fulanito y sale en el afiche.
Una vez en el tacho de la basura las propuestas y programas de concejales, alcaldes, diputados, senadores y presidentes, la medida siguiente fue fotoshopear imágenes fotográficas de manera que en las paletas publicitarias, en la palomas y panfletos, Fulanito aparezca abrazándose con el candidato estrella, con la personalidad en alza o con el paradigma de la popularidad.
El razonamiento de los estrategas debió ser el siguiente: como a la gente que vota le interesan bien poco las ideas que sostienen los candidatos, no es necesario perder el tiempo con síntesis de programas, apuestas valóricas, declaraciones de moral, referencias a la historia. Más bien, los votantes necesitan hacer un ejercicio mucho más práctico.
Si Fulanito, ignoto postulante a alguno de los sillones del poder, sale en una fotografía con Zutanito, famoso por su poder, por su dinero, por su popularidad o por todas las anteriores, por algo será. Será porque tarde o temprano va a tener poder, dinero o popularidad. El inadvertido votante entonces dice: voto por Fulanito.
Desde entonces, miles de fotografías clonadas infinitamente, hacen el milagro de tener a candidatos presidenciales retratados con infinitos candidatos al parlamento y uno que otro a la presidencia. En esos prodigios de la técnica, el candidato a presidente sale en la misma pose en Arica, en La Legua y en Litueche. Pero a quién le importa.
Lo que en realidad importa es que los votantes tengan la reacción que ya había estudiado Pavlov en el siglo 19 y que explica la salivación de un perro ante un determinado estímulo: Fulanito postulante a ganador + Zutanito ganador = Fulanito ganador.
Por este razonamiento, dada la poca frecuencia del candidato de la Concertación en las gigantografías, se puede concluir que éste ya es visto como un perdedor, una mala junta para los efectos de ganar votos. Una especie de jetta que en vez de sumar, resta votos. Eso explica la tendencia a fotografiarse con Michelle, algo más fotogénica y con un respetable 80% de aprobación.
Algunos candidatos a parlamentarios de la Concertación, mezclando una salomónica
y muy chilena política de poner los huevos en varias canastas, pegotean sus fotos entre él y la presidenta. Como si dos fueran más que uno. O, que si no es por uno, que se gane por otro.
Más simple es el caso de los postulantes de la derecha. Todos aparecen con el candidato Sebastián Piñera. A pesar que muchos quisieran hacerlo con Pinochet, y otros, en su fuero íntimo, lo harían de mil amores con la presidenta Michelle.
El caso de Marco Enríquez Ominami también es un fenómeno fotográfico. Inimaginables hasta hace un par de meses, el ex díscolo diputado acompaña ahora a candidatos de los más diversos orígenes, respondiendo al mismo principio.
Sin embargo, el caso de este postulante a macho alfa que tiene complicados a los leones viejos, de dientes postizos y pelajes desgastados de la Concertación, suma un fenómeno inusual: candidatos de la coalición de gobierno quisieran posar con el diputado y/o su señora, pero por pudor, financiamiento o compromiso, no pueden hacerlo. Un secreto bien guardado es la nómina de candidatos oficialistas que se alinean con el candidato Marco.
Finalmente, tenemos el caso de Jorge Arrate. En esta candidatura la cosa es mucho más compleja aún. Algunos de sus candidatos fotografiados, en vivo y en directo con la mismísima presidenta Michelle, que los recibió cariñosamente en La Moneda. Pocos han tenido la fortuna de ser tocados por Su Alteza y de salir en una foto sin necesidad de fotoshop, a la sombra de su histórico porcentaje de aprobación.
En este sector también se extrañan las fotos con Frei. Parece que no fueran del mismo pacto. Se prefieren a personajes históricos: Allende, Marín. Estos caso obedecen al mismo principio: Fulanito ex concertación + Zutanito revolucionario = Fulanito revolucionario. Como si se adquiriera por osmosis tal condición.
Así, las elecciones se han transformado en una pasarela donde lo que menos importa son las ideas. La gracia es sacarse una foto con las personalidades que ofrecen mejor sombra. Esas que hacen salivar a los votantes, esos que levantan el cuello y miran las fotografías.
No debe sentirse muy bien Eduardo Frei cuando ve que muchos de los candidatos a diputados y a senadores de la Concertación, prefieren aparecer en las fotografías no con él, sino con el 80 % de aprobación de la presidenta Bachelet.
O aparecer solos.
En algún momento, algún sesudo creativo de candidaturas, descubrió que los chilenos que votan son del todo estúpidos. Por inexplicables vías secretas llegó a la conclusión que a los ciudadanos de este país les importa bien poco lo que sostengan las ideas de los candidatos a cualquier cosa. Lo que realmente importa es con quien se retrata Fulanito y sale en el afiche.
Una vez en el tacho de la basura las propuestas y programas de concejales, alcaldes, diputados, senadores y presidentes, la medida siguiente fue fotoshopear imágenes fotográficas de manera que en las paletas publicitarias, en la palomas y panfletos, Fulanito aparezca abrazándose con el candidato estrella, con la personalidad en alza o con el paradigma de la popularidad.
El razonamiento de los estrategas debió ser el siguiente: como a la gente que vota le interesan bien poco las ideas que sostienen los candidatos, no es necesario perder el tiempo con síntesis de programas, apuestas valóricas, declaraciones de moral, referencias a la historia. Más bien, los votantes necesitan hacer un ejercicio mucho más práctico.
Si Fulanito, ignoto postulante a alguno de los sillones del poder, sale en una fotografía con Zutanito, famoso por su poder, por su dinero, por su popularidad o por todas las anteriores, por algo será. Será porque tarde o temprano va a tener poder, dinero o popularidad. El inadvertido votante entonces dice: voto por Fulanito.
Desde entonces, miles de fotografías clonadas infinitamente, hacen el milagro de tener a candidatos presidenciales retratados con infinitos candidatos al parlamento y uno que otro a la presidencia. En esos prodigios de la técnica, el candidato a presidente sale en la misma pose en Arica, en La Legua y en Litueche. Pero a quién le importa.
Lo que en realidad importa es que los votantes tengan la reacción que ya había estudiado Pavlov en el siglo 19 y que explica la salivación de un perro ante un determinado estímulo: Fulanito postulante a ganador + Zutanito ganador = Fulanito ganador.
Por este razonamiento, dada la poca frecuencia del candidato de la Concertación en las gigantografías, se puede concluir que éste ya es visto como un perdedor, una mala junta para los efectos de ganar votos. Una especie de jetta que en vez de sumar, resta votos. Eso explica la tendencia a fotografiarse con Michelle, algo más fotogénica y con un respetable 80% de aprobación.
Algunos candidatos a parlamentarios de la Concertación, mezclando una salomónica
y muy chilena política de poner los huevos en varias canastas, pegotean sus fotos entre él y la presidenta. Como si dos fueran más que uno. O, que si no es por uno, que se gane por otro.
Más simple es el caso de los postulantes de la derecha. Todos aparecen con el candidato Sebastián Piñera. A pesar que muchos quisieran hacerlo con Pinochet, y otros, en su fuero íntimo, lo harían de mil amores con la presidenta Michelle.
El caso de Marco Enríquez Ominami también es un fenómeno fotográfico. Inimaginables hasta hace un par de meses, el ex díscolo diputado acompaña ahora a candidatos de los más diversos orígenes, respondiendo al mismo principio.
Sin embargo, el caso de este postulante a macho alfa que tiene complicados a los leones viejos, de dientes postizos y pelajes desgastados de la Concertación, suma un fenómeno inusual: candidatos de la coalición de gobierno quisieran posar con el diputado y/o su señora, pero por pudor, financiamiento o compromiso, no pueden hacerlo. Un secreto bien guardado es la nómina de candidatos oficialistas que se alinean con el candidato Marco.
Finalmente, tenemos el caso de Jorge Arrate. En esta candidatura la cosa es mucho más compleja aún. Algunos de sus candidatos fotografiados, en vivo y en directo con la mismísima presidenta Michelle, que los recibió cariñosamente en La Moneda. Pocos han tenido la fortuna de ser tocados por Su Alteza y de salir en una foto sin necesidad de fotoshop, a la sombra de su histórico porcentaje de aprobación.
En este sector también se extrañan las fotos con Frei. Parece que no fueran del mismo pacto. Se prefieren a personajes históricos: Allende, Marín. Estos caso obedecen al mismo principio: Fulanito ex concertación + Zutanito revolucionario = Fulanito revolucionario. Como si se adquiriera por osmosis tal condición.
Así, las elecciones se han transformado en una pasarela donde lo que menos importa son las ideas. La gracia es sacarse una foto con las personalidades que ofrecen mejor sombra. Esas que hacen salivar a los votantes, esos que levantan el cuello y miran las fotografías.
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