Por Gustavo Paredes
Redes sociales red de prensa popular
Con la porfiada y larga lucha que los estudiantes de nuestro país han dado en este año que ya termina, se han tocado temas sociales y políticos en contradicción, que se venían ocultando desde hace décadas, por una denominada política de los consensos, usada para la mal llamada “transición democrática” que mantuvo a una gran parte de la sociedad marginada de las decisiones políticas y económicas, al no tener representación parlamentaria ni opinión pública en los medios de comunicación de masas.
Estos temas, que a la fecha aún se mantienen sin resolver y que el sector dominante los rigidiza como un todo incuestionable, por su condición de temas ideológicos fundamentales para la mantención de su estructura de poder, son los que justamente tienen que ver con la democracia y la participación ciudadana… tienen que ver con la Ley fundamental del estado de derecho; la ilegitima (por su concepción unilateral y espuria aprobación plebiscitaria sin garantías democráticas) Constitución de 1980, reformada en pequeños artículos que no afectan en nada al andamiaje de control dictatorial denominado como sistema binominal, impuesto sin la participación popular.
Y justamente esos temas que tienen que ver con el poder, con la participación, con la representación democrática y con el modelo económico, son los temas ideológicos que entran en disputa entre las diferentes capas sociales y reaparecen con sus contradicciones que se encuentran presentes en la sociedad y deben resolverse de la única manera posible… por medio de un cambio de modelo, o de sistema, un nuevo paradigma que de paso a un nuevo pacto social. Nuevamente se habla de Poder Económico Empresarial versus Poder Popular, o Reforma Constitucional versus Asamblea Constituyente… o también, la confrontación de siempre en la izquierda política… reforma versus revolución.
Desde el florecimiento del marxismo en Europa, la discusión en el seno de la clase obrera y sus organizaciones políticas de cual estrategia usar y cuando aplicarla, que pasos tácticos deben darse y como es la forma de cambiar el capitalismo por un nuevo sistema; discusión que ha marcado, la división en las clases explotadas frente a la disyuntiva de llevar a cabo la toma del poder, en dos visiones distintas: Una por la vía pacífica de las reformas, o dos; con una revolución por medios violentos.
La discusión se dio en Europa con el inicio de los partidos socialistas obreros, y posteriormente con la segunda y tercera internacional… que determinaron al socialismo utópico y al socialismo científico, marcando precedentes determinantes en las revoluciones soviética y china, que indistintamente mostraron una división ideológica táctica en el mundo comunista de los socialismos reales y en la naciente “clase media”, con el posterior nacimiento del humanismo cristiano como tercera vía… una alternativa capitalista post segunda guerra mundial.
En tanto en América, la expresión de las corrientes marxistas sobre reforma o revolución se dio ideológicamente en el seno intelectual del pueblo latinoamericano, en plena guerra fría, marcando tendencia hasta hoy, con la experiencia cubana por un lado y la alternativa reformista de la Unidad Popular chilena por otro… siendo derrotada esta última por medio de un golpe militar reaccionario. Aunque tampoco puede ser taxativo el carácter de la formas revolucionarias anteriores, en cuanto a las experiencias posteriores latinoamericanas; tanto de la Revolución Sandinista que toma el poder por las armas y lo pierde en las urnas, así como en la alternativa socialista bolivariana de Venezuela, que accede al poder por la vía reformista y lo mantiene de esa manera con la denominada “democracia en revolución,” son formas estratégicas que deben ser analizadas profundamente.
Lo cierto es que la discusión de la táctica y estrategia a seguir, se mantiene en los análisis particulares de la intelectualidad identificada con la izquierda en cada país, siendo predominante en la actualidad la opción reformista socialdemócrata, con marcados componentes ideológicos de la tercera vía para evitar la agudización de la confrontación, integrándose a la centro derecha y manteniendo los conflictos en “baja intensidad” de acuerdo a los dictados de la supremacía unipolar capitalista que mantiene el poder global… esperando que el sistema cambie o solamente mejore por la fuerza de las nuevas condiciones económicas y del desarrollo científico técnico postmoderno. El hecho concreto es que " jamás en este sistema va a renunciar al lucro o a la ganancia. Su estructura, organismos y cultores, dueños y administradores, necesitan de esa sensación de poder para vivir y reproducirse. Resulta extraño pensar en un rico que abandone el lucro, un magnate que quiera repartir sus riquezas o un poderoso que se cure de los incontrolables deseos por acopiar más y más. “ También resulta inconcebible que de vez en cuando, el populacho, intente imponer una lógica distinta, así sea que ganen transitoriamente el gobierno o marchen centenares de miles por las calles.”
Entonces, en los grupos y segmentos populares que se han re-encantado con la “heroica y justa demanda” estudiantil chilena, que no solo plantea reforma educacional, sino también constitucional, y las demandas de “las mayorías silenciosas”, los indignados, de los ecologistas, de las minorías o por la diversidad sexual, defensores de los animales y demases… deben optar por la reforma o la revolución… como método de lucha.
A grandes rasgos, la reforma implica una estrategia a largo plazo, con tácticas de negociación de acuerdo a las aéreas de interés… y la negociación implica transar ideas generales en pos de avanzar a un estado superior… como indicara Lenin la mejor manera de negociar es dar dos pasos hacia adelante y un paso hacia atrás. Además hay que desarrollar una lucha ideológica efectiva, que gane sectores populares amplios… que sirvan como base representativa y que sean capaces de ejercer presión social de acuerdo a las condiciones objetivas del periodo… y en periodos de crisis reconocidas por el adversario.
Pero la reforma y la negociación, también ofrece el entrabamiento y la oposición manifiesta y reaccionaria de las clases dominantes. Implica la mantención del estatus quo, la rigidez ideológica en las áreas de poder fundamentales de la superestructura de dominación… además necesita de la aceptación a negociar y el reconocimiento posterior del adversario. En suma, se puede estar indefinidamente a la espera que las reformas modifiquen el sistema y lo cambien por uno nuevo… que siempre, “guardará lo mejor del anterior”.
La revolución en cambio, implica ruptura efectiva… condición determinante que induce a vastos sectores poblacionales, “proletarios y campesinos, permeabilizados por la dominación ideológica que plantea la paz de la opresión del estado burgués,” a no sumarse a la violencia revolucionaria… dejando a un pequeño grupo de vanguardia, en condiciones de desventaja logística, que está obligado a desarrollar, además de la lucha militar, una efectiva lucha ideológica… y por medio de un buen trabajo político llevar a efecto su propuesta, para demostrar que es viable, logrando de esa manera convencer y aglutinar a los sectores más golpeados por el modelo y el sistema.
A pesar que la revolución pareciera ser, una opción estratégica de corto plazo, es relativamente dependiente de un período de crisis en proceso, que debe agudizar la contradicción de clases y permeabilizar las estructuras de poder y de consenso social, que puede mantener los objetivos tácticos en medio de avances y retrocesos, adaptando de acuerdo a las condiciones del periodo, la estrategia a largo plazo.
La contradicción y confrontación de clase que permite hacer la revolución, no siempre es exclusivamente entre dominantes y dominados, sino también y necesariamente en el seno de la clase dominante… con una intelectualidad que opta en su momento contra su clase, motivado por un altruismo humanista… La historia ha demostrado que, las revoluciones que se han llevado a efecto, generalmente han estado lideradas por la intelectualidad de las capas medias y altas, que asumen la lucha contra la comodidad y las regalías de su clase.
Así también, la contradicción social se da en la clase dominada que toma partido por el opresor… los más pobres que nada tienen que perder y mucho que ganar con la revolución popular, se dejan llevar por la mentira y el maquiavelismo reaccionario, poniéndose abiertamente contra su clase y en contra de la revolución redentora de sus males.
Así y todo, tal y como el materialismo histórico marxista lo indica, el mundo y las sociedades van cambiando de acuerdo a las condiciones económicas de los distintos grupos sociales que se encuentran en constante movilidad social por medio de reformas y, cuando un grupo toma consciencia de su condición de oprimido y logra hegemonizar a un grupo mayoritario de la sociedad, incluyendo algunos de los mismos dominantes, y se decide a tomar el poder como única solución para modificar su situación de marginalidad sistémica… entonces, cuando la crisis social agudiza la contradicción; la única solución, es hacer la revolución.